CANTADERAS EN LA EDAD MEDIA
Las Cantaderas eran grupos de mujeres contratadas y remuneradas durante la Edad Media para tocar, cantar y bailar, amenizando así distintos eventos sociales. La primera vez que esta profesión, así como el término Cantadera, aparecen documentados es en el s. XIII. Ya entrado el siglo XIV, encontramos en el Libro del Buen Amor la descripción del trabajo de una de estas mujeres:
… desque la cantadera dize el cantar primero,
siempre los pies le bullen e mal para el pandero.(…)
Nunca tienen los pies quedos,
en la dança siempre bullen los dedos.
También en el Libro del Buen Amor, el Arcipreste de Hita reconoce el valor de la cantadera como transmisora del repertorio:
… el cantar que non sabes óylo a cantadera.
Gracias a esta corriente oral, ha llegado hasta nuestros días un rico repertorio cantado exclusivamente por grupos de mujeres que, como las cantaderas en la Iberia medieval, acompañan sus cantos con percusiones diversas: panderos y panderetas, castañuelas, panderos cuadrados.
Hoy en día encontramos el nombre de cantadera en la música de tradición oral, en numerosas coplas cantadas en el norte de la península (Asturias y Cantabria) por mujeres que también tocan el pandero.
Los grupos de cantaderas daban la bienvenida a forasteros venidos a la ciudad, animaban las fiestas de la comunidad e incluso atraían la atención de posibles clientes en el mercado. Participaban en manifestaciones paralitúrgicas: prácticas ancladas en ritos paganos ancestrales relacionados con la fecundidad y la supervivencia de la comunidad que la Iglesia, a su llegada a la península, absorbió como propios. Estos ritos siguen practicándose hasta nuestros días bajo la forma de “mayas” y “marzas”, ofrendas y procesiones en honor a santos y romerías a ermitas.
CANTADERAS música antigua y tradicional